La Casa Batlló es otra de las obras maestras de Gaudí y una de sus dos casas privadas, que actualmente son museos abiertos al público. Su fachada modernista está decorada con ventanas ovaladas, columnas de aspecto óseo y mosaicos coloridos. El interior se ha restaurado hasta devolverlo a su estado original, con chimeneas empotradas, techos arqueados y vidrieras. Se encuentra en el barrio del Eixample, situado justo al norte del centro de la ciudad.
La Casa Batlló se construyó entre 1904 y 1906 para ser la residencia de un rico aristócrata y su familia. Tras muchos años de restauración, se abrió al público en 2002 y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Carece de muebles, pero las habitaciones se han restituido tal como eran cuando las ocupaba la familia Batlló.
Detente en la calle para admirar la fachada. Su diseño surrealista y sus tonos azul claro evocan la calma del océano. Fiel al estilo Gaudí, no tiene una sola línea recta. Su colorido tejado se asemeja a la columna vertebral de un dragón.
La casa es una atracción muy popular y las colas para entrar son largas en cualquier momento del día. Compra la entrada de forma anticipada en el sitio web de la Casa Batlló para entrar directamente. Las entradas son relativamente caras, pero se hace descuento para estudiantes y jubilados. Los niños menores de seis años no pagan entrada.
El precio de la entrada incluye una audioguía que dura cerca de una hora. Explora la planta noble, donde vivía la familia Batlló. Atraviesa su luminoso patio interior para llegar a las escaleras y acceder a la buhardilla y a la azotea. Concluye la visita en la tienda de recuerdos, donde podrás comprar souvenirs de Gaudí, como libros o postales.
La casa abre los 365 días del año. Puedes acercarte en autobús, metro o tren.