Recorre la ruta que los peregrinos han seguido desde el siglo IV cuando desciendas a la cripta donde descansan los restos del santo. Admira la impresionante mezcla arquitectónica de estilos románico y gótico, y fíjate en los murales, los relieves y las obras de arte que decoran las paredes. Contempla la vista de esta pintoresca iglesia mientras disfrutas de un café en la plaza Vrijthof.
Desde el momento en que se enterró a San Servando en el año 384 d.C., en este lugar siempre se ha erigido una iglesia. Desde entonces, han sido varias las reconstrucciones y ampliaciones llevadas a cabo para dar cabida al gran número de peregrinos que acuden en masa a visitar su tumba. La parte más antigua del actual edificio data del siglo XI aproximadamente, mientras que otras zonas de la estructura contienen elementos románicos y góticos.
Accede por la puerta norte y lo primero que encontrarás será el impresionante claustro del siglo XV. Este te llevará directamente a una de las principales atracciones de la iglesia: el tesoro. Cálices de plata, antiguas reliquias religiosas y un busto de San Servando, decorado con varios relieves que cuentan su historia, son algunos de los principales objetos de la colección. Si viajas en Semana Santa, busca el busto del santo en la procesión que recorre cada año en estas fechas las calles de la ciudad.
Antes de continuar el recorrido por el interior de la iglesia, entra en la cripta para ver la tumba de San Servando. Los altos y blancos techos, así como las grandes vidrieras, aportan luz y un ambiente diáfano al interior. La iglesia está decorada con excelentes ejemplos de escultura de estilo románico. Fíjate en los 34 capiteles de la fachada occidental (“westwerk”, en neerlandés) que representan escenas de los textos religiosos.
Dirígete hacia la fachada sur y verás cómo la arquitectura del edificio se vuelve claramente de estilo gótico. Un espectacular pórtico dorado, azul y rojo con figuras esculpidas es considerado uno de los detalles más espectaculares de esta fachada.
Pásate por la plaza Vrijthof a tomar un café con un pastel de manzana holandés o una cerveza de elaboración nacional con un plato de “bitterballen” (un tipo de croqueta redonda frita) en una de las múltiples cafeterías típicas de la región.
La Basílica de San Servando se encuentra en esta misma plaza del casco histórico de Maastricht. El templo abre todos los días y la entrada es gratuita.