Las piedras del puerto de Hobart están impregnadas de historia. Los edificios coloniales son ahora galerías donde se puede comer marisco fresco y contemplar una famosa regata de yates.

Un queche de madera de 1867, los trajes de buzo y los arpones de ballenero hacen que el pasado marítimo de Tasmania cobre vida de nuevo.

Sumérgete en la historia y el arte del estado en estos edificios costeros del siglo XIX que contienen una exposición sobre el legendario tigre de Tasmania.

Aprovecha para visitar Destilería Lark durante tus días por Hobart. Además de ser un destino que anima a disfrutar de agradables paseos, famoso por sus museos, aquí también podrás cenar fuera.

En tu viaje a Hobart, pasea por su centro histórico para desconectar, ver pasar gente y recordar el pasado colonial de Tasmania.

La danza, la música y el teatro cobran vida en este histórico lugar, construido en la década de 1830 y salvado de la demolición por figuras como Laurence Olivier.