La Gruta de Catulo fue, originalmente, la residencia de una familia adinerada. En la actualidad, es una atracción histórica que acoge un pequeño museo. Pasea por las ruinas de esta antigua villa, examina fragmentos de frescos y mosaicos y acércate a fascinantes reliquias romanas.
A pesar de su nombre, no hay pruebas de que el genial poeta latino Gayo Valerio Catulo viviera en esta casa de tres pisos, aunque, sin duda, fue el hogar de alguien que pertenecía a los estratos más elevados de la sociedad romana. La palabra “gruta” tampoco hace honor a la verdad, más bien al deteriorado estado del edificio tras la caída del Imperio romano, cuando los tejados se vinieron abajo y la vegetación comenzó a colonizar lo que, en su momento, fue una residencia majestuosa.
Recorre el lugar e imagina su aspecto en el pasado. Las altas paredes de piedra forman un rectángulo que, originalmente, seguramente medía más de 150 metros de longitud y 105 metros de ancho. Franquea después los elevados arcos y busca los restos de los distintos frescos, que datan del siglo I.
Acércate también al museo, a la derecha de la entrada principal. En su interior encontrarás mosaicos de colores, objetos de cerámica y monedas únicas que se encontraron cerca de la villa. También verás el retrato de un hombre que muchos consideran Catulo.
Reserva tiempo para disfrutar de la tranquila ubicación costera de este bello rincón. Descansa a la sombra de los árboles que crecen dentro y alrededor del edificio, y contempla cómo las olas bañan las rocas delante de la villa. Después, quizá te apetezca subir por la ladera de la colina para disfrutar de vistas espectaculares de todo el lago de Garda.
La Gruta de Catulo se encuentra en el extremo norte de la pequeña localidad de Sirmione, en la esquina sureste del lago. Abre de martes a domingo y hay que pagar una pequeña entrada. El horario varía según la temporada, así que lo mejor es comprobarlo antes de la visita.