Copenhague combina un patrimonio apasionante con lo último en diseño. Explora esta bonita ciudad con sus preciosos puertos, su cultura del ciclismo y su magnífica red de transporte público para entender por qué siempre se destaca la calidad de vida de Copenhague.
Copenhague cuenta con un aeropuerto internacional y está comunicada con las principales ciudades europeas en autobús, tren y barco. Dinamarca forma parte de la Unión Europea, pero se sigue utilizando la corona danesa como moneda. En esta capital multicultural de 600000 habitantes, la mayoría habla inglés. Si quieres ahorrar dinero, compra la tarjeta turística Copenhaguen Card para conseguir acceso gratuito o grandes descuentos para la mayoría de las atracciones principales, además de transporte, alquiler de equipos y comidas en restaurantes.
Descubre los origines de Copenhague como localidad de pescadores del siglo XII en el Museo de la Ciudad y prueba el pescado fresco en el Nyhavn. El Museo Nacional de Dinamarca muestra cómo los vikingos dominaban las aguas de los alrededores durante su época. La capital danesa se encuentra en el estrecho que separa el mar del Norte del mar Báltico. Su ubicación nórdica conlleva largos inviernos, pero si encuentras una oferta de viaje a Copenhague en los meses más fríos, no la dejes escapar: la ciudad tiene un encanto especial cuando está cubierta de nieve.
En verano los parques y las zonas de los canales se animan, y los jardines de Tivoli abren sus puertas. Se trata de uno de los parques temáticos más antiguos del mundo y se encuentra en pleno centro. Los niños también se divertirán en el Zoo de Copenhague. Para ver la residencia de los monarcas daneses, acércate al palacio de Amalienborg. Desde ahí podrás llegar fácilmente a pie o en bicicleta hasta la escultura de La Sirenita, inspirada en el precioso cuento de Hans Christian Andersen.
La Rundetårn también parece sacada de un cuento para niños de este famoso autor danés, y su alta estructura esconde sus propias leyendas. Otro magnífico mirador es el chapitel en forma de sacacorchos de la iglesia de Nuestro Salvador, del siglo XVII. Desde sus ventanas es fácil entender por qué tanta gente se enamora de Copenhague.