El Anfiteatro de Tarragona es una de las estructuras romanas más impresionantes de la ciudad. Los restos del edificio antiguo incluyen la palestra elíptica y filas de asientos de piedra que descienden por la ladera de una colina. Recorre el mismo recinto en el que, en el pasado, los gladiadores lucharon a muerte, se cazaron animales salvajes y se ejecutó a criminales.
El anfiteatro data del siglo II d.C. y está situado cerca de la playa. Esta ubicación se eligió para facilitar el transporte de los animales exóticos directamente desde las embarcaciones.
Antes de la visita, te recomendamos tomar fotos del anfiteatro con el mar de fondo desde el llamado Balcón del Mediterráneo, un mirador elevado en la Rambla Nova. Después, baja las escaleras que llevan al monumento.
Pasea entre las gradas que, en su momento, dieron cabida a 15.000 personas y acomódate en uno de los asientos de casi 2.000 años de antigüedad. Baja hasta la palestra y busca la puerta por la que pasaban los gladiadores antes del combate. Al acercarte, verás una colección de ruinas con forma de cruz latina: son los restos de la iglesia románica de Santa María del Milagro, que se construyó aquí en el siglo XII sobre una basílica visigoda dedicada a los dos mártires cristianos que murieron quemados vivos en la palestra.
El Anfiteatro de Tarragona abre todos los días excepto los lunes y la entrada es de pago. Se hacen descuentos a jubilados y estudiantes, y los menores de 16 años entran gratis.
La antigua estructura romana está situada debajo del extremo sur de la Rambla Nova, la principal arteria de la ciudad. Se puede ir andando desde el puerto y la estación de trenes.
Uno de los mejores momentos para visitar el Anfiteatro de Tarragona es en mayo, durante el festival Tarraco Viva, un evento que se celebra en toda la ciudad para recordar su pasado romano, con recreaciones de luchas de gladiadores en el anfiteatro.