Pompeya es el único yacimiento arqueológico del mundo capaz de mostrar el aspecto de toda una antigua ciudad romana. Rica en tráfico y palpitante de vida, la ciudad quedó cristalizada por la famosa erupción del año 79 d.C., durante la cual una lluvia de ceniza y lapilli lo envolvió todo: casas, personas, carreteras, edificios públicos y objetos de la vida cotidiana. Todo quedó como “bloqueado” en un instante terrible. Con una extensión de unas 66 hectáreas, de las cuales 50 excavadas en el suelo (zonas suburbanas incluidas), Pompeya representa un patrimonio único de arquitecturas, esculturas pinturas y mosaicos. Las cenizas que sepultaron la ciudad tras la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. permitieron una conservación excepcional de la ciudad romana en su magnífica integridad.