Más de 4 millones de personas visitan anualmente el Palacio de Versalles, pero la mayoría de los visitantes se pierden la belleza oculta de la finca privada de la reina María Antonieta. Distánciate de las multitudes y accede a las zonas reservadas a la vida privada y los amores de la realeza.

Con una llave incrustada de diamantes, Luis XVI ofreció a su amada esposa María Antonieta una escapatoria de la ritualizada vida pública de Palacio, que a ella le resultaba tan sofocante. Esta llave abría las puertas de un mundo secreto, alejado de la vida pública del palacio que ella odiaba, y accesible sólo a unos pocos. El pequeño palacio del Petit Trianon era su mundo privado y el lugar donde era más feliz. Sigue sus pasos, a través de sus jardines ingleses y adéntrate en el lugar que ella llamaba hogar, amueblado hoy como lo estaba entonces. Quizá podamos asomarnos al teatro privado de María Antonieta, a menudo llamado la joya de Versalles, instalado para que la propia reina pudiera protagonizar obras populares aplaudidas por sus damas de compañía a la moda.

Justo al final del camino desde el palacio ricamente adornado, María Antonieta encargó una réplica de un pueblo rústico, que evoca Normandía con sus casitas de paja y su granja lechera. Lejos de la vida elaborada y de los rituales de palacio, jugaría a ser una pastora rodeada de sus amigos y confidentes más íntimos.

Ninguna visita a Versalles está completa sin contemplar el recoleto encanto del Petit Trianon. Acompáñanos en este viaje al lado confidencial de la vida real en Versalles.