Tallin ya no vive a la sombra de sus famosos vecinos, como Helsinki, Estocolmo y San Petersburgo, sino que ha desarrollado un encanto propio. Visita el corazón de Tallin, la Plaza del Ayuntamiento, y el mercado al aire libre que la rodea, con puestos de vendedores, pequeños cafés y tiendas de recuerdos. Conoce la Iglesia del Espíritu Santo, del siglo XIII, una de las más antiguas de la ciudad. Contempla el edificio del Museo de la Ciudad, originalmente una vivienda del siglo XIV. Echa un vistazo a “Margarita la Gorda”, el apodo del edificio del Museo Marítimo de Estonia, y aprende cómo y por qué recibió este nombre. Admira la Gran Puerta de la Costa, la única torre de defensa medieval que sigue en pie en la muralla de defensa. Conoce la leyenda de la Iglesia de San Olav, y maravíllate ante la Catedral de San Nevsky, el mayor templo de estilo renacentista ruso de la ciudad. Pasea por la colina de Toompea, para disfrutar de la mejor vista del Gobierno estonio y los edificios del Parlamento. En la Plaza de la Libertad, contempla el monumento que honra a los soldados que perdieron la vida durante la Guerra de la Independencia de Estonia. La capital de Estonia tiene encanto, historia e historias de sobra.