No puedes perder la oportunidad de visitar una de las “posesiones” más antiguas de Mallorca, típica casa mallorquina con rincones encantadores y que mantiene su esencia. Un maravilloso jardín por el que pasear que deleitará tus sentidos.
Déjate impresionar por este hermoso jardín en plena Serra de Tramuntana.
Con una clara influencia del paisajismo inglés. El acceso consiste en una amplia avenida, o “paseo de salón” romano, con tres carriles de grandes plátanos, que llega hasta la “Clastra” ( el típico “patio” de las casas de campo mallorquinas de cierta importancia, llamadas “possesions” ).
Al final de una avenida de palmeras se encuentra la fachada que da acceso al elemento más emblemático del jardín: la pérgola con sus fuentes de agua, reconstruida a principios del siglo XVIII. La mitad de su longitud está adornada con veinticuatro hidras de piedra.
Los numerosos chorros de agua se entrecruzan, convirtiendo el brillo y el murmullo del agua en un auténtico regalo para los sentidos.
Como finca histórica y amantes del medio ambiente y de la fauna y flora características de las Islas Baleares, más concretamente de la Sierra de Traumanta, criamos el típico cerdo negro para la tradicional “matanza” que se realiza durante los meses de invierno para obtener las famosas “sobrasadas”. También puedes encontrar cabras mallorquinas e ibicencas, así como gallos guisantes, patos y otras aves de corral.
Las Baleares son una de las zonas con mayor número de razas autóctonas, debido a su situación insular y al mínimo contacto con especies de fuera de la isla.
La estructura de la casa tiene raíces romano-andalusíes. Encontramos rasgos y elementos de diferentes estilos: Árabe, Gótico, Renacentista, Barroco, Romano, Rococó e incluso Inglés en la decoración de las habitaciones.
En el interior, destaca la planta baja, donde las estancias están más ampliamente amuebladas, entre las que destacan la “Sala Gran”, con escenas pintadas del puerto de Palma y otras poblaciones; la “Sala de l'Alcova”, cuyas paredes están cubiertas de damasco amarillo, sobre pintura de escenas rurales; la “Sala de la Cadira”, con numerosas ilustraciones, instrumentos musicales, bustos neoclásicos; y el comedor, resultado de las reformas del siglo XIX, con escenas pintadas sobre madera y colgaduras murales de tela pintada.