También llamada “la pequeña Europa de Italia”, es una ciudad pequeña pero animada. Antaño fue tan fundamental como nudo de las rutas comerciales transalpinas que fue capital del reino del Tirol. Está habitada desde la Edad de Piedra y sus orígenes se remontan al siglo XV a.C., durante la dominación romana. Está bañada de historia y cultura, habiendo desempeñado un papel durante la mayoría de las épocas históricas del pasado, por lo que no sorprende ver aquí una mezcla de arquitectura de la Edad Media y de la Belle Époque. Contempla la Kurhaus, un ejemplo del desarrollo turístico de principios de siglo que dio nueva vida a esta ciudad, o las callejuelas medievales de Steinach, en el casco antiguo. No es de extrañar que la emperatriz Sissi decidiera pasar tanto tiempo aquí, que se hizo una estatua en su honor con mármol de Lasa. Otros nombres famosos que visitaron la ciudad son Sigmund Freud y Franz Kafka.
Aquí todavía se respira la cultura austriaca, y el alemán se habla más que el italiano, así que hay más de lo que parece. Merano es donde el encanto de antaño se encuentra con el estilo de vida cosmopolita de la Europa moderna.