Empieza bien tu viaje por Italia con una taza de espresso y descubre las reglas no escritas del café en Nápoles. Visita una cafetería familiar de cuarta generación con su propia cerveza especial, que tardaron años en perfeccionar. Pruébalo tú mismo y descubre por qué es uno de los favoritos de los lugareños.

A continuación, entra en una panadería de una callejuela por la que pasarías de largo si no fuera por tu experto guía local. Saborearás la emblemática pasta sfogliatella, una delicia deliciosa y hojaldrada que se deshace en la boca con cada bocado.

Tu ruta gastronómica por Nápoles continúa en el bullicioso mercado, donde disfrutarás de un cuoppo di pesce, un suculento plato de marisco frito. Contempla la exposición de pescado recién capturado a la venta y codéate con los lugareños en este concurrido puesto.

Pasando a la siguiente parada, es hora de una querida delicia local: ¡la pizza frita! Lo probarás en una emblemática pizzería regentada por un padre y su hijo en el Barrio Español. Después, probarás algunos de los tomates más maduros en un recorrido por una tienda de comestibles familiar, donde el acogedor propietario te explicará qué los hace tan especiales. Después de la degustación de tomates, irás a una tienda de delicatessen cercana para probar mozzarella fresca.

Por último, como Nápoles es conocida como la cuna de la pizza, llegarás a una pizzería moderna para deleitarte con su plato mundialmente famoso. Incluso conocerás al propietario, Andrea, y verás al pizzaioli trabajando tras el mostrador. Tu ruta gastronómica por Nápoles termina con una limonada clásica hecha con los famosos limones de Sorrento, pedida para llevar en un famoso quiosco callejero.