Granada, que fue el último bastión de la presencia musulmana en la Península Ibérica, es el punto de encuentro de las culturas española y norteafricana en una versión totalmente distinta de España. En las estribaciones de las montañas españolas más altas de Sierra Nevada, esta ciudad aún goza de la gloria de la Alhambra. Uno de los mejores lugares para vivir Granada es el barrio del Albaicín. En las colinas sobre la Alhambra, éste es el corazón morisco de la ciudad, y es un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, conocido por su alto estado de conservación histórica. Pasa por la Puerta Elvira, antaño puerta principal de Granada. Destruido durante la invasión napoleónica, sólo sobrevivió el arco, por lo que se le llamó “el arco de Elvira”. Contempla el palacio de Dar-al-Horra, construido poco antes de la conquista de Granada por los españoles en el siglo XV. Es el único palacio musulmán que se conserva en este barrio. Entra en el centro de la ciudad por la calle Calderería Nueva, donde los sonidos y aromas de la cultura morisca son evidentes, por los persistentes olores de las pipas de Shisha y el Tagine en el aire. Esta calle es famosa por sus salones de té (teterías), y podrás ver un sinfín de narguiles, joyas y cerámica norteafricana que te harán creer que estás en un zoco marroquí. Asómbrate ante la Catedral de Granada, construida en el siglo XVI tras la conquista de la ciudad, y situada en el centro de la antigua Medina musulmana. Tiene alguna influencia gótica, pero se construyó principalmente en estilo renacentista español.
Síguenos por las estrechas calles cubiertas de casas blancas, patios ajardinados y numerosas fuentes que se mezclan en armonía con la arquitectura árabe y cristiana. Te llevaremos al famoso mirador de San Nicolás, con su espectacular vista de las torres y murallas de la Alhambra, y de la ciudad a sus pies.