Deja tu hotel por la mañana y dirígete por la autopista BR101 hacia la playa de Pipa, una de las atracciones más populares de la costa brasileña. Viaja unos 90 km hasta Tibau do Sul, una ciudad costera conocida por su belleza y relajado encanto.
El entorno que rodea Pipa es una deslumbrante combinación de acantilados y selva preservada llamada Mata Atlântica, un tipo de selva diferente de la Selva Amazónica que existe en algunas partes de la costa brasileña.
Primero te detendrás en la playa de Madeiro para bañarte. Una playa muy bonita conocida como una de las mejores de Brasil. En él encontrarás algunas tiendas, estructura básica e incluso personas que ofrecen clases de surf. Ten en cuenta que el acceso a la playa se hace por escaleras. También conocerás la Bahía de los Delfines, una de las playas más bonitas y preservadas de Pipa, donde tendrás la oportunidad de ver nadar a los delfines. El acceso a esta playa no es tan sencillo y es posible con marea baja a través de las playas laterales.
Después, irás a Chapadão, un gran y colorido acantilado entre las playas de Praia do Amor y Praia das Minas. La playa que hay bajo el acantilado es pequeña y hermosa, y es perfecta si quieres un poco de tranquilidad y privacidad.
Echa un vistazo a la Playa del Amor, que está entre las más populares del municipio de Tibau do Sul, por estar cerca de la famosa Playa de Pipa. Quien llega aquí, suele venir atraído por las olas y las fiestas. Es habitual ver a muchos surfistas por la región, así como campeonatos deportivos.
A pesar del ajetreo del mar en Praia do Amor, todavía puedes bañarte en algunos puntos. Esto se debe a que se forman pequeñas piscinas naturales que facilitan el baño, sobre todo a quienes no saben nadar o no quieren enfrentarse a las olas más fuertes.
¡No olvides acercarte a los acantilados para ver la postal de esta preciosa playa!
Por último, tendrás tiempo libre para pasear por el pueblo de Pipa y echar un vistazo a las pintorescas tiendas. Un antiguo pueblo de pescadores transformado en una aldea encantadora, con buenas infraestructuras gastronómicas, comerciales y de servicios, pero sin perder la rusticidad. Hay muchas tiendas frescas y coloridas, artesanía que va de lo rústico a lo pop, acogedoras posadas y hoteles y, por supuesto, varios restaurantes, bares y clubes acogedores. En cada callejón del pueblo de Pipa que sale de la Avenida Bahía de los Delfines, un descubrimiento interesante, ¡como un bistró, una cafetería o una galería!
Después volverás al autobús que dejará a los clientes en sus respectivos hoteles.