Embárcate en una aventura privada desde Puebla para explorar el encantador pueblo de Atlixco y los pintorescos paisajes de Atlimeyaya. Esta experiencia ofrece una mezcla de historia, cultura, naturaleza y sabores locales, lo que la convierte en una escapada perfecta para quienes buscan sumergirse en la belleza del campo poblano.
Tu viaje comienza con la recogida en tu hotel de Puebla, donde subirás a un cómodo vehículo con aire acondicionado para realizar un pintoresco viaje de 50 minutos a Atlixco, una ciudad conocida por su encanto colonial, sus coloridas calles y sus impresionantes vistas del volcán Popocatépetl.
A tu llegada, pasea por el centro histórico de Atlixco, visitando su plaza principal y el palacio municipal, donde admirarás su elegante arquitectura y su vibrante ambiente. Tu guía te explicará la historia y el patrimonio cultural de la ciudad mientras exploras sus pintorescas calles.
A continuación, disfruta de una deliciosa experiencia de degustación, en la que probarás una variedad de delicias locales artesanales, como helado y rico chocolate mexicano. Cada degustación resalta los sabores auténticos de la región, lo que constituye una experiencia culinaria única.
Después, visita uno de los renombrados viveros de Atlixco, donde estarás rodeado de cientos de especies de plantas, árboles y flores. Contempla los vibrantes colores y los frescos aromas mientras conoces la reputación de la ciudad como “Capital de las Flores de México”.
Saliendo de Atlixco, continúa tu viaje hacia Atlimeyaya, una hermosa región conocida por sus manantiales naturales y granjas de truchas. Detente en una de estas granjas para conocer de primera mano la industria pesquera local. Aquí tendrás la oportunidad de dar de comer a las truchas y conocer sus prácticas agrícolas sostenibles, adentrándote en una parte importante de la economía y la cocina de la región.
Tras un día lleno de descubrimientos culturales, paisajes pintorescos y sabores locales, relájate en el viaje de vuelta a Puebla, donde te dejarán en tu hotel, llevándote a casa recuerdos inolvidables de la belleza de Atlixco y del sereno encanto natural de Atlimeyaya.