Los huéspedes son recogidos de sus hoteles y trasladados al lugar del embarcadero. Una vez que todos están a bordo, el capitán enciende los motores apenas audibles y comienza a navegar alrededor de las islas de la sección superior del río Zambeze. Al igual que con otros operadores de cruceros, el barco de crucero se mantiene bien alejado de las cataratas, a 4 km (2,49 millas) de distancia. Comprensiblemente, una masa de agua tan grande atrae a toda una gran cantidad de vida silvestre que proviene del interior, a menudo seco, para saciar su sed. El río alberga grandes manadas de hipopótamos, que ahora están acostumbrados a estos cruceros y pueden acercarse a ellos sin ningún peligro. Los cocodrilos de aspecto más siniestro se ven regularmente tomando el sol en las orillas o deslizándose por el agua. Elefantes, jirafas, búfalos, antílopes, kudu, impalas, babuinos y monos, junto con una plétora de aves exóticas, son avistamientos regulares.