La excursión parte del puerto de Civitavecchia, compartido donde tu conductor de habla inglesa conducirá en dirección noreste. Tras unos 45 minutos en coche, te detendrás en la pintoresca ciudad de Civita di Bagnoregio, también llamada “la ciudad moribunda”. Conectado al resto del mundo por un puente de trescientos metros, Civita di Bagnoregio es un pueblo encantador que te hará sentir que visitas un mundo que ya no existe. Formado por casas antiguas, calles estrechas y rodeado de bellos paisajes, pasea por este entorno magníficamente único. El arco románico de la entrada a Civita fue construido por los etruscos hace 2.500 años y del palacio renacentista sólo queda la fachada, el resto se derrumbó en el cañón. Visita la Plaza Mayor: escenario de carreras de burros el primer domingo de junio y el segundo domingo de septiembre. Por la noche, la plaza es el lugar donde hay que estar, ya que lo que queda de la ciudad se reúne allí. Visita el Jardín de María, sigue la carretera principal hasta el otro extremo de la ciudad para ver un precioso jardín con vistas al cañón.
Tras la experiencia de Civita di Bagnoregio, conducirás otros 20 minutos por la campiña de Umbría hasta llegar a Orvieto. Se asienta sobre una meseta volcánica. Su rica historia comenzó con los etruscos e incluye periodos de dominación romana, invasores bárbaros y batallas medievales con el papado por su independencia, ¡también se utilizó como refugio papal durante el famoso saqueo de Roma! Además de ser conocida por su comida y vino de alta calidad, la ciudad cuenta con una increíble catedral gótica con frescos del “Juicio Final” que rivalizan con los de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, un laberinto de cientes túneles subterráneos y una galería de bellas artes. Sólo en la opción privada visitarás el subsuelo de Orvieto y el Pozo de San Patricio, construido por el Papa Clemente VII durante el saqueo de Roma en 1527 para garantizar el suministro de agua a sus ciudadanos en caso de calamidad o para sobrevivir a asedios prolongados. Sólo durante el siglo XIX tomó el nombre actual de “Pozzo di San Patrizio” para simbolizar el camino espiritual del alma humana. La leyenda contaba que un sacerdote irlandés era el guardián de la cueva -el pozo precisamente- desde la que los fieles podían convencerse de la atrocidad de las penas del infierno. Fue diseñado por “Antonio da Sangallo il giovane”. El pozo, de sección circular, tiene 62 metros de profundidad y 13 metros de anchura. Alrededor de la espiral de barril giran dos escaleras de caracol de forma que discurran superpuestas sin cruzarse nunca. De este modo, el sistema helicoidal de escalones permitía a los animales transportar el agua extraída del fondo de la cavidad y no obstaculizar el camino de los que subían a la superficie. 248 son los escalones para cada subida