El viaje a las cataratas Athabasca es probablemente el más pintoresco. Tras un trayecto de 30 minutos en autobús desde la ciudad, los huéspedes se ponen el traje de neopreno. Tras una charla de seguridad, hay un porteo de 5 minutos hasta el río. Este viaje fluvial comienza con una explosión.

Una vez en la corriente principal, el primer grupo de rápidos está a sólo unos segundos. Una vez que estos rápidos han empapado a todos en la balsa, los balseros se encuentran en un cañón. Durante los siguientes 30 minutos no hay senderos ni caminos junto al río, sólo el río y tú. El cañón termina con otro conjunto de rápidos y espectaculares vistas del valle del río Athabasca.

Una vez de vuelta en la autopista, hay unos 20 minutos hasta la salida. Hay más tramos de rápidos, pero también tramos llanos para disfrutar y conocer el entorno natural.

Todas las excursiones se realizan en balsas de 8 personas con un guía fluvial titulado.