El Puente Rainbow se construyó entre 1940 y 1941 para reemplazar al Puente Falls View, también conocido como “el puente de las lunas de miel”, que se derrumbó en enero de 1938 como consecuencia de una presa de hielo. El nuevo puente se construyó sobre estribos de 15 metros para evitar que se repitiera la tragedia. Tiene 290 metros de largo y se alza 62 metros por encima del río Niágara en la frontera entre Canadá y Estados Unidos.
El origen de su nombre se ha perdido, aunque el arco de acero que sustenta el puente sugiere una posible explicación. Otra de ellas, mucho más romántica, es que desde las Cataratas de la Herradura de la parte canadiense es posible ver formarse en la bruma un arcoíris que describe el arco del puente.
El puente es accesible para vehículos de pasajeros, bicicletas y peatones desde ambos lados, aunque los vehículos deben pagar un peaje para salir de Estados Unidos. Por su parte, los peatones deben abonar una tasa al salir de Canadá.
Para cruzar el río Niágara, tanto los ciudadanos canadienses como los estadounidenses necesitan presentar un pasaporte en vigor, un carné de conducir electrónico o la tarjeta Nexus, que está disponible para aquellos que cruzan la frontera con asiduidad. Los visitantes de otros países que requieran disponer de visado para entrar en Estados Unidos o Canadá también deberán presentarlo.
Si tienes tiempo, cruza el puente en cualquier dirección para disfrutar de vistas panorámicas de las Cataratas Estadounidenses y las Cataratas de la Herradura. También hay unas vistas excelentes del río y sus corrientes y remolinos vertiginosos, que ponen de manifiesto el increíble poder de la naturaleza.
Párate para hacerte una foto con un pie en Canadá y otro en Estados Unidos. Si vas al puente un viernes o domingo por la noche entre mayo y principios de septiembre, disfrutarás de un lugar aventajado para ver los fuegos artificiales que se lanzan todas las noches sobre las cataratas en esas fechas. Asegúrate de llevarte el pasaporte o un documento identificativo, incluso si solo pretendes ir a ver las vistas y regresar por el mismo camino.