El Museo Condes de Castro Guimarães está ubicado en una opulenta mansión con un diseño único y es, sin duda, una de nuestras recomendaciones en los viajes a Cascaes. En sus habitaciones aún se conservan la mayoría de los muebles originales, pero el edificio también acoge un bonito patio con fuente y una estupenda colección de arte.
Cuando se terminó en 1902, la majestuosa estructura palaciega se llamaba Torre de San Sebastián, por la capilla homónima del siglo XVII ubicada frente a ella. La casa perteneció a Jorge O'Neill, un aristócrata millonario irlandés y amigo del rey Carlos I de Portugal que encargó su construcción a Raúl Lino, uno de los arquitectos más respetados de la época en el país.
O'Neill, que había ganado su fortuna con la importación de tabaco, se declaró en bancarrota una década más tarde y vendió la casa al conde Manuel de Castro Guimarães, un rico banquero. Guimarães le puso su propio sello y añadió a la fachada los azulejos de cerámica esmaltada. El conde murió en 1927 y legó la casa a la gente de Cascaes con la condición de que la utilizaran como museo y biblioteca.
La mansión combina un estilo mediterráneo típico con claras influencias moriscas, como los arcos y las torretas. Dentro podrás examinar muebles indo-portugueses y una colección de esculturas, porcelana del siglo XVII de la dinastía Qing de China y tapices de seda oriental.
También verás lujosas decoraciones en la sala de música, donde las paredes de azulejosde estilo portugués complementan los ricos ornamentos del techo. Por su parte, la biblioteca alberga un manuscrito ilustrado con las crónicas de Alfonso Enríquez, el primer rey de Portugal. De hecho, este libro del siglo XVI de Duarte Galvão es también relevante por mostrar la primera imagen en color de Lisboa con su castillo.
La entrada al Museo Condes de Castro Guimarães es gratuita. La institución abre todos los días, excepto los lunes, y cierra a la hora del almuerzo los fines de semana. Reserva una media hora para la visita. Si el día es soleado, quizá quieras recorrer el jardín Marechal de Carmona, conocido oficialmente como parque de Gandarinha, que rodea el edificio. La mansión ofrece excelentes vistas del faro de Santa Marta en el extremo de la bahía rocosa.