Anguila es una isla de las Antillas Menores, un espectacular archipiélago caribeño que alcanza desde las Islas Vírgenes hasta Barbados. Es un destino muy frecuentado por recién casados que buscan playas prístinas de aguas limpias, pero al tener poco visitantes no deja de ser una escapada perfecta para alejarse de los rigores de la vida moderna.
Puedes volar al aeropuerto internacional o llegar en barco desde una de las islas adyacentes. En Anguila, los complejos de diseño se mezclan ingeniosamente con las antiguas casas de huéspedes de estilo antillano. La isla, que tiene solo 26 kilómetros de largo y 5 kilómetros de ancho, se puede explorar fácilmente.
La población de la capital, The Valley, es de aproximadamente 2.000 habitantes. Apúntate a una de las visitas guiadas gratuitas de National Trust para ver los edificios coloniales británicos de la ciudad y la hacienda más antigua, Wallblake House. Descubre la historia local en el Heritage Collection Museum (Museo del patrimonio). Sube al punto más elevado de Anguila, Crocus Hill, para explorar las ruinas de la antigua prisión y disfrutar de la vista de Crocus Bay.
Recorre la costa y sus 33 playas. Las playas deShoal Bay, Barnes Bay y Rendezvous Bay parecen sacadas de la portada de una revista en cualquier época del año. Entre abril y noviembre, las playas de Maundays Bay, Meads Bay y Limestone Bay se llenan de tortugas laúd, verdes y de carey que vienen a poner sus huevos.
Contrata una visita de buceo o esnórquel para ver los espectaculares arrecifes de coral y restos de naufragios en lugares como Cayos Prickly Pear y Grouper Bowl. También puedes subirte a un catamarán de lujo y realizar un crucero de un día por las aguas que separan Anguila y San Martín.
Ven en agosto para disfrutar del Anguilla Summer Festival. Durante este festival, las calles de The Valley se llenan de desfiles, fuegos artificiales y fiestas y las aguas que rodean la isla se inundan de pequeñas flotas de coloridas embarcaciones.
Cuando se ponga el sol, un romántico paseo a caballo por la playa y una cena a base de la famosa langosta de la isla en uno de los muchos restaurantes de la playa es el plan perfecto. También merece la pena unirse a los acogedores isleños en uno de los relajantes bares de la playa y bailar con ellos al ritmo del tambor caribeño para celebrar la belleza de su isla.