By Expedia Team, on August 29, 2019

Qué ver y qué hacer en Bruselas, Bélgica

“De entrada, al pensar en Bruselas, la capital de Bélgica y centro político de la Unión Europea, lo hacemos imaginándonos una ciudad fría, seria y distante. Más bien gris, llena de trajeados políticos y funcionarios que van y vienen de interminables reuniones marcando el ritmo de la ciudad, y con olor a gofre recién hecho y chocolate caliente en el ambiente.

Más allá de ser el centro neurálgico de las instituciones europeas, Bruselas es una ciudad acogedora, cosmopolita y entregada al arte, al buen comer y a la vida cultural (si te gusta ir de museos, no te pierdas ninguno con nuestra guía de museos imprescindibles de Bruselas). Vamos a evitar la cadencia de los parlamentarios y empresarios y a seguir la nuestra propia en busca de sus barrios populares, sus variopintos estilos y de su sorprendente originalidad. Que no nos cuenten más lo que ocurre en Bruselas a través del telediario y hagamos que visitarla merezca la pena.

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La ruta de Tintín
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A la vuelta de casi cada esquina bruselense, uno puede encontrarse con Tintín. Los amantes del cómic tienen tarea en este viaje, pues si quieren seguir la ruta del reportero más famoso del mundo y de su fiel fox Milú, han de recorrerse las calles de Bruselas.

Hergé, su creador, siempre trabajó en la capital belga y esta le sirvió de musa para crear lugares como la calle en la que vivía nuestro rubio personaje, la Rue du Labrador, y que está inspirada en la Rue Terre-Neuve. En el segundo piso del número 26 vivía nuestro joven periodista.

A un tiro de piedra del punto más turístico de la ciudad, el irreverente Manneken Pis, se puede observar a Tintín en una de las viñetas de El asunto Tornasol cubriendo la fachada de un edificio, por ejemplo.

Pero hablar de Bruselas y del mundo del cómic es hacerlo, también, de un tópico no tan típico y, son muchas las fachadas que nos sumergen en otras coloridas historias que nos han acompañado plasmadas en papel, como Lucky Luke y Astérix.

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Una capital de récord
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La ciudad del Atomium es una urbe excepcional, pues cuenta, entre otras muchas maravillas, con el único mercadillo de antigüedades de Europa que abre todos los días de la semana, hasta las 14:00. Su nombre, Marché aux Puces -Mercado de Pulgas- ya nos indica que encontraremos en él los objetos más peculiares y estrafalarios de Bruselas. Se trata, también de uno de los más antiguos de la ciudad y se encuentra en la Place de Jeu de Balle.

Bruselas también ostenta otro curioso récord, y es que en ella se encuentra el Palacio de Justicia más grande del mundo. De inspiración grecorromana clásica y con una superficie de total de 26.000 m2, es obra del arquitecto Joseph Poelaert. Fue construido entre los años 1866 y 1883, es más grande que la Basílica de San Pedro de Roma y, de hecho, es uno de los edificios de piedra más grandes del planeta.

Por otro lado, la Grand Place de Bruselas no ostenta ningún récord Guinness, aunque se trata de una plaza tan bella que está considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se mire hacia donde se mire, está rodeada de hermosos edificios pertenecientes a antiguas casas gremiales. Se trata de un conjunto arquitectónico del siglo XVII que, coronado por el Ayuntamiento y acompañado por el adoquinado suelo, queda grabado en la retina del paseante. Más aún, si se vuelve a visitar con la caída del sol, cuando su especial iluminación está en marcha.

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Gofres y chocolate belga
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Como decíamos al principio, es difícil imaginarse Bruselas oliendo a otra cosa que no sea a gofres recién hechos y chocolate caliente. Esto, por supuesto, tiene un porqué.

El chocolate belga puede presumir de tener la máxima calificación europea, ya que es famoso por respetar la norma de “cacao puro”. De hecho, Bélgica es, para muchos, el país del chocolate por antonomasia, algo que puede verse casi en cada rincón de la capital.

Para poder disfrutar de las maravillas de este dulzón manjar, hay opciones para todos los gustos, pues, sin duda, el chocolate es el mejor souvenir para el turista goloso.

Las espectaculares galerías comerciales St. Hubert, por ejemplo, son un lugar ideal para pasear y alegrarse la vista con su magnífico y elegante aspecto y, por supuesto para degustar y comprar buen chocolate belga, pues algunos de los más importantes chocolateros nacionales tienen tienda allí, como Leonidas, Godiva, Neuhaus o Pierre Marcolini.

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Pero, ¿y los gofres? ¿Qué pasa con ellos? En Bruselas hay dos tipos de gofres: los de Lieja y los de Bruselas. Los primeros son más pequeños, caramelizados, crujientes y, normalmente, tienen una forma ovalada o irregular. Dicen que su origen se remonta al siglo XVIII y que proviene de la ciudad de Liège. Los segundos, generalmente, con forma rectangular perfecta, son mucho más grandes y consistentes, pero huecos por dentro. El origen de estos se remonta a mediados del siglo XIX, pero se hicieron populares durante la Exposición Universal de Bruselas de 1958, la misma del Atomium.

En casi cualquier calle de la ciudad podemos encontrar una tienda donde dejarnos seducir por el inconfundible y atrevido olor a gofre que nos obligará a desear comprarnos uno. Los más famosos son los de Le Funambule, al lado del Manneken Pis, lo cual hace que esté siempre lleno de turistas, por lo que te aconsejamos probar con los de Maison Dandoy, Taberna Mokafé, The Waffle Factory Peck 47. También puedes optar por probarlos todos.

Lo de los gofres y el chocolate está muy bien, pero ¿qué ocurre cuando no te apetece merendar? ¿Cuál es el plato por excelencia de Bruselas?

Por raro que parezca, lo más típico de la ciudad, eso por lo que se pirran los bruselenses, y que encontramos en todos los restaurantes, brasseries o frituries ambulantes son las frites. Que no son ni más si menos que patatas fritas, pero hechas con una receta especial, pues se fríen en grasa de buey.

Las frites son un símbolo del patrimonio nacional belga, tanto es así que hasta tienen un museo propio, el Friet Museum en Brujas.

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Cómo ves, sobran los motivos para organizarte una escapada a Bruselas, así que no lo dudes más y busca tu hotel en Bruselas para aprovechar un viaje de lo más dulce.”