El Pont de Pierre, o “puente de piedra”, fue durante muchos años la única manera de cruzar el río Garona. Recorre sus zonas peatonales y disfruta de las impresionantes vistas de Burdeos. Regresa por la noche para ver la iluminación de las farolas de hierro. El puente es un punto de partida ideal para visitar el casco antiguo de la ciudad o los alrededores de La Bastida, una zona menos conocida ubicada al otro lado del río.
El puente se inauguró en 1822. Cruza a pie la estructura de 490 metros de largo y contempla desde allí la parte vieja de la ciudad. Observa las barandillas de hierro y las elegantes farolas que se alinean a cada lado, y haz una pausa para contemplar el campanario puntiagudo de la basílica de San Miguel.
Para ver el puente desde lejos, puedes pasear por la plaza de la Bolsa o dirigirte al parque de los Deportes de San Miguel. Regresa al puente por la noche para contemplar el reflejo de las luces de la ciudad en el agua.
Quizá te apetezca planear tu viaje para el Festival del Río de Burdeos, que se realiza cada dos años en mayo. Durante este evento, el muelle se llena de barcos históricos y el festival termina con un espectáculo de fuegos artificiales.
El casco antiguo de la ciudad está a pocos pasos del puente. En él encontrarás diferentes sitios de interés histórico, como la catedral de San Andrés, el centro religioso de Burdeos y el Museo de Aquitania, dedicado a la historia de la ciudad. Dirígete a la orilla derecha para visitar el Jardín Botánico y el Parc des Berges, así como las zonas comerciales y de entretenimiento.
Si prefieres evitar la caminata, puedes utilizar el tranvía. El puente se remodeló en 2003 para ajustarse al crecimiento de la red de tranvías de la ciudad. La parada más cercana en la orilla derecha es la de Stalingrad, y la más cercana en la orilla izquierda es la de Porte de Bourgogne.