Los amantes de la arquitectura apreciarán la catedral o Sé de Lisboa, el edificio religioso más antiguo de la ciudad. Debido a las numerosas reformas realizadas a lo largo de los siglos, la catedral de Lisboa combina diversos estilos arquitectónicos.
Pasea por la gran catedral para ver diseños procedentes de los períodos románico, gótico y barroco. La catedral se construyó por orden de Afonso Henriques, Alfonso I de Portugal, sobre los restos de una antigua mezquita. Desde sus orígenes se ha practicado el culto católico en ella y ha sido sede de la diócesis de Lisboa.
Admira la fachada, similar a la de una fortaleza, que define el exterior de la catedral. Construida en el siglo XII, se proyectó con la intención de mostrar una faceta agresiva y proteger a sus guardas durante un asalto.
Pasea alrededor de la catedral para contemplar los detalles del muro occidental. Aquí encontrarás varios elementos románicos que adornan la parte superior de las columnas grabadas del portal.
Entra en la catedral y admira la asombrosa bóveda gótica. Acércate a la sacristía barroca del siglo XVII y a la capilla neoclásica que contiene la tuba del rey Alfonso I. También podrás ver la fuente en la que, según dicen, fue bautizado san Antonio de Padua en 1195.
Sal al claustro gótico situado en el lado este de la catedral para los daños que sufrió durante un terremoto. Este claustro fue un encargo del rey Dionisio I. Varios terremotos han causado daños a la iglesia a lo largo de los años, especialmente el terremoto de Lisboa de 1755. La iglesia se ha ido reconstruyendo poco a poco a lo largo de las décadas, con una gran reforma en el siglo XX.
La catedral de Lisboa se encuentra en el barrio de la Alfama, en el centro de la ciudad. Puedes llegar a la catedral a pie o en tranvía desde las atracciones turísticas de la zona. La entrada es de pago.
La catedral cierra durante el fin de semana. Si la visitas a primera hora podrás evitar las muchedumbres y contemplar el efecto la luz matutina que penetra en la iglesia a través de las ventanas.