La catedral de Lieja es famosa por su tesoro, una colección pequeña a la par que excepcional dedicada al antiguo principado de Lieja, un estado eclesiástico independiente perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico. La catedral en sí es una gran obra de arquitectura gótica con una compleja decoración que incluye frescos en el techo y esculturas de mármol.
Lo primero que notarás al llegar es que la catedral de Lieja no es tan grande como la mayoría de las catedrales belgas. Cuando se construyó en el siglo X, nadie pensaba que llegaría a ser una catedral. En su origen era la colegiata de San Pablo, una de las siete iglesias colegiatas de la ciudad. Pero a principios del siglo XIX fue ascendida a catedral de Lieja, tras la destrucción de la catedral de San Lamberto.
Paseando por su interior podrás apreciar una gran cantidad de elementos distintivos. Admira las espléndidas curvas del techo abovedado y los frescos del siglo XVI que lo adornan. Busca el Cristo yacente, una obra de mármol blanco creada por el famoso escultor barroco Jean Del Cour a finales del siglo XVII.
Y la joya de la catedral, su espléndido tesoro, se encuentra en los claustros del siglo XV de la catedral. El tesoro alberga muchas obras de arte importantes procedentes de la catedral y de su antecesora, la catedral de San Lamberto. No te pierdas el relicario de oro de Carlos El Temerario, que representa al duque arrodillado ante San Jorge.
El relicario de San Lamberto, del siglo XVI, es uno de los objetos más valiosos del tesoro. Dicen que este curioso busto de oro contiene la calavera del santo. También hay un bajorrelieve de la Crucifixión, que dicen que conserva un trozo de la Vera Cruz. Observa además el sudario de San Lamberto, varias esculturas de marfil del siglo XI, así como ornamentos litúrgicos y bonitos tejidos.
La catedral de Lieja se encuentra en el Quartier de l'Île. La entrada a la catedral es gratuita, pero se paga para acceder al museo del tesoro. La catedral abre todos los días, pero el tesoro permanece cerrado los lunes.