Como muchas de las localidades que rodean Bilbao, Portugalete debe en gran parte su aspecto actual a la industrialización del siglo XIX, que, junto con la llegada del ferrocarril y la construcción de un puente colgante, impulsó enormemente la economía de toda la zona y renovó su apariencia, dando un toque elegante y señorial a muchas de sus calles y plazas.
Durante tus vacaciones en Portugalete no te puedes perder el monumento que marcó un antes y un después en el desarrollo de la ciudad. El Puente Colgante de Vizcaya, obra del arquitecto Alberto de Palacio, se construyó en hierro a finales del siglo XIX para unir Getxo y Portugalete, situadas cada una a un lado del río Nervión. No solo destaca por su indudable funcionalidad, ya que fue el primer puente transportador que permitía la navegación por la ría al mismo tiempo, sino también por su estética.
Si te organizas con tiempo, no te costará encontrar viajes baratos a Portugalete para poder perderte en su casco antiguo, de origen medieval, entre monumentos como la basílica de Santa María, de estilo gótico-renacentista, o la torre Salazar, de finales del siglo XV. Después, no dudes en recorrer su precioso paseo marítimo, que se divide en tres tramos bien diferenciados: el muelle de hierro, el muelle nuevo o de Churruca y el muelle viejo, donde descubrirás la antigua estación de ferrocarril, un edificio del siglo XIX que alberga hoy en día la Oficina de Turismo.
Y después de la visita turística, toca reponer fuerzas. Te gustará saber que uno de los gentilicios para los habitantes de Portugalete es el de “jarrilleros”. Esto se debe a las pequeñas jarras de baro que se utilizaban para beber el “txakolí”, el vino típico de la zona, que hoy en día puedes seguir degustando en los bares de todo el centro de la ciudad.
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