En la basílica de Saint Denis podrás contemplar las tumbas de casi todos los monarcas franceses y las impresionantes esculturas que las coronan. También verás estatuas verdaderamente exquisitas y algunas de las primeras manifestaciones de arquitectura gótica.
Esta magnífica iglesia medieval se encuentra alejada de las multitudes de Notre Dame y Sainte Chappelle, pero es un lugar repleto de historia y de objetos maravillosos. Se construyó sobre la tumba de san Dionisio y sobre un antiguo cementerio romano. Las obras de construcción comenzaron en torno al año 1136 y se completaron a finales del siglo XIII.
Contempla la fachada oeste y la torre que se eleva cerca del centro. A medida que te vayas acercando a la entrada principal arqueada, alza la vista y verás una figura de Cristo mostrando las heridas de la crucifixión.
Al cruzar la entrada te encontrarás al inicio de una larga nave de techos altos iluminada con la calidez de los rayos de sol que atraviesan las amplias vidrieras policromadas. Pasea la vista por los intensos tonos morados y azules del rosetón central y contempla las vívidas representaciones de historias bíblicas.
El interior, inmenso y espacioso, invita a recorrer cada rincón. Cuando hayas terminado, dirígete al piso inferior para visitar la abadía. En una sala de luz tenue, que se conoce popularmente como la “necrópolis real”, verás más de 70 tumbas dispuestas sobre el frío suelo de piedra. Observa las figuras durmientes que representan a más de 70 reyes y reinas, y a muchos más príncipes y princesas. Si te fijas, verás los rasgos de personajes tan populares como Luis VIII y María Antonieta. A pesar del aspecto sobrecogedor de estas obras de arte, muchos de los cuerpos ya no están, ya que los robaron y los enterraron en fosas comunes durante la Revolución Francesa.
La basílica de Saint Denis se encuentra en el barrio del mismo nombre, al norte de París. La entrada es de pago, pero resulta asequible e incluye audioguías en inglés. Después, quizá te apetezca descansar en las zonas verdes del Parc de la Legion d’Honneur, muy cerca de allí, o tomar un café o el almuerzo en uno de los cafés que rodean la basílica.